Por: Patricia Pacheco Guzmán
El pasado 8 de noviembre murió ahogado en la playa Zipolite, el ciudadano alemán con residencia en los Estados Unidos, Juergen Pastorino, quien contaba con 74 años y vacacionaba en ese destino turístico en compañía de su esposa, la señora Bárbara Schuberth.
Los hechos se conocieron a unos cuantos minutos de que se registrara la tragedia en playas de la costa oaxaqueña, cuando pobladores dieron parte al Ministerio Público adscrito a dicho puerto, quien se presentó minutos después en el lugar de los hechos para dar fe del levantamiento del cuerpo y colaborar con su traslado hacia el lugar de origen del hoy occiso.
La tragedia acarreó una serie de reflexiones que tienen que ver con la situación en la que se encuentra el cuerpo de salvavidas en dicha playa. Con un cuerpo de originalmente ocho elementos, el grupo de salvavidas en Zipolite atraviesa por una crisis debida a varios factores, pero fundamentalmente a la falta de incentivos.
¿Quién debe hacerse cargo de proporcionar apoyo a los salvavidas? ¿Quiénes son los beneficiados con el servicio que prestan?
Hace algunos meses el municipio de Pochutla acordó otorgar un incentivo económico mensual a cinco de los jóvenes que integran el cuerpo de salvavidas, mismo que duró unos cuantos meses. Las mismas autoridades les aprovisionaron con una cuatrimoto para eficientar su desempeño, sin embargo esto no ha sido suficiente, ya que los jóvenes se quejan de que no cuentan con los aditamentos adecuados para realizar su labor, pues las características del oleaje en dicha playa hacen necesarios implementos especiales.
A pesar de que el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Protección Ciudadana (SEPROCI) se ha hecho cargo de apoyar a los salvavidas en Puerto Escondido, otras playas importantes de la costa son excluidas de este programa gubernamental. Por otra parte, la Dirección Estatal de Protección Civil tampoco ha puesto atención a esta problemática. Fue hasta hace unos días que el titular de ésta última, Martín Vela Gil, hizo un llamado a salvavidas, prestadores de servicios y autoridades municipales para que dialogaran y trataran de poner una solución al conflicto, pero los involucrados hicieron caso omiso a tal exhorto.
Evidentemente, los dueños de hoteles, posadas y restaurantes en Zipolite son los directamente beneficiados con los servicios de protección que los salvavidas brindan a los turistas, y a pesar de ello pareciera que no están interesados en coadyuvar para que el cuerpo de rescatistas reciban apoyos adecuados, sobre todo durante las temporadas de mayor afluencia turística.
Las autoridades municipales encabezadas por Carolina Aparicio sentaron un primer precedente con el apoyo que brindaron a los salvavidas, y la administración venidera tendrá que demostrar que realmente le interesa atender las actividades turísticas, fortaleciendo la actividad del resguardo en las playas, y coordinándose con los diversos prestadores de servicios para diseñar las líneas de trabajo que se seguirán para apuntalar al sector turístico, no sólo en temporadas vacacionales, sino todo el año.
El pasado 8 de noviembre murió ahogado en la playa Zipolite, el ciudadano alemán con residencia en los Estados Unidos, Juergen Pastorino, quien contaba con 74 años y vacacionaba en ese destino turístico en compañía de su esposa, la señora Bárbara Schuberth.
Los hechos se conocieron a unos cuantos minutos de que se registrara la tragedia en playas de la costa oaxaqueña, cuando pobladores dieron parte al Ministerio Público adscrito a dicho puerto, quien se presentó minutos después en el lugar de los hechos para dar fe del levantamiento del cuerpo y colaborar con su traslado hacia el lugar de origen del hoy occiso.
La tragedia acarreó una serie de reflexiones que tienen que ver con la situación en la que se encuentra el cuerpo de salvavidas en dicha playa. Con un cuerpo de originalmente ocho elementos, el grupo de salvavidas en Zipolite atraviesa por una crisis debida a varios factores, pero fundamentalmente a la falta de incentivos.
¿Quién debe hacerse cargo de proporcionar apoyo a los salvavidas? ¿Quiénes son los beneficiados con el servicio que prestan?
Hace algunos meses el municipio de Pochutla acordó otorgar un incentivo económico mensual a cinco de los jóvenes que integran el cuerpo de salvavidas, mismo que duró unos cuantos meses. Las mismas autoridades les aprovisionaron con una cuatrimoto para eficientar su desempeño, sin embargo esto no ha sido suficiente, ya que los jóvenes se quejan de que no cuentan con los aditamentos adecuados para realizar su labor, pues las características del oleaje en dicha playa hacen necesarios implementos especiales.
A pesar de que el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Protección Ciudadana (SEPROCI) se ha hecho cargo de apoyar a los salvavidas en Puerto Escondido, otras playas importantes de la costa son excluidas de este programa gubernamental. Por otra parte, la Dirección Estatal de Protección Civil tampoco ha puesto atención a esta problemática. Fue hasta hace unos días que el titular de ésta última, Martín Vela Gil, hizo un llamado a salvavidas, prestadores de servicios y autoridades municipales para que dialogaran y trataran de poner una solución al conflicto, pero los involucrados hicieron caso omiso a tal exhorto.
Evidentemente, los dueños de hoteles, posadas y restaurantes en Zipolite son los directamente beneficiados con los servicios de protección que los salvavidas brindan a los turistas, y a pesar de ello pareciera que no están interesados en coadyuvar para que el cuerpo de rescatistas reciban apoyos adecuados, sobre todo durante las temporadas de mayor afluencia turística.
Las autoridades municipales encabezadas por Carolina Aparicio sentaron un primer precedente con el apoyo que brindaron a los salvavidas, y la administración venidera tendrá que demostrar que realmente le interesa atender las actividades turísticas, fortaleciendo la actividad del resguardo en las playas, y coordinándose con los diversos prestadores de servicios para diseñar las líneas de trabajo que se seguirán para apuntalar al sector turístico, no sólo en temporadas vacacionales, sino todo el año.
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