lunes, 30 de marzo de 2009

Crónica del despido de una comunicadora embarazada

Patricia Pacheco Guzmán

Luego de laborar durante dos años 5 meses como reportera y conductora del noticiero Noti- Ángel, en la radiodifusora XEPX, La Voz del Ángel, perteneciente a la empresa Radio Solución, S. A. de C. V.; el pasado 9 de marzo fui despedida de manera injustificada por Arturo Jalil Vargas, dueño de dicha agrupación, a pesar de contar con ocho meses de embarazo y ante la rotunda negativa de éste último por otorgarme las prestaciones de ley que me corresponden como trabajadora.
“Para usted ya no hay trabajo, por lo que le pido haga entrega del equipo con el que trabaja […] pues está embarazada y ya no es útil para mi estación de radio”, señaló sin miramientos Jalil Vargas, luego de que concluyera la última emisión a mi cargo del referido informativo que se transmite de lunes a viernes en la frecuencia radial 650 de amplitud modulada, en un horario de 13:30 a 15:00 horas.
Ante tal situación, el pasado 24 de marzo acudí a la Junta Especial Número 32 de la Federal de Conciliación y Arbitraje, ubicada en la ciudad de Oaxaca, para interponer una demanda laboral en contra de quien resulte ser propietario o responsable de la radiodifusora XEPX La Voz del Ángel, así como de Arturo Jalil Vargas y Teresa Valenzuela, a quienes reclamo el pago de los salarios caídos acumulados desde la fecha del despido hasta la conclusión del juicio.
Asimismo, en el contenido de esta demanda insisto en el cumplimiento de mi contrato de trabajo y la reinstalación en el mismo, así como la reintegración del pago de prestaciones que nunca he percibido como son vacaciones, aguinaldo, IMSS, INFONAVIT y Afore.
Cabe mencionar que en el documento legal hago énfasis en el pago de las prestaciones de seguridad social, pues debido a que los demandados han hecho caso omiso a la petición de darme de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, he tenido que desembolsar diversas cantidades de dinero por gastos de atención médica, medicinas, hospitalización y principalmente lo referente a los gastos relacionados con el nacimiento de mi hija, próximo a ocurrir.
Un caso emblemático
No está de más reiterar que la situación por la que atravieso es absolutamente emblemática de lo que sucede de manera general con todos o la mayoría de quienes nos dedicamos al trabajo periodístico en la región de la costa, y más aún me atrevería a señalar, en la mayor parte del país, por lo que resulta fundamental exigir de parte de las diversas empresas en las que colaboramos –radio, televisión, prensa escrita o internet- que asuman la responsabilidad social que les es inherente, y la apliquen con sus propios trabajadores.
Ante la indefensión en la que nos encontramos en cuanto al respeto de nuestros derechos laborales es urgente erigirnos como frente gremial y reclamar se nos respeten todo tipo de garantías individuales, máxime que las peculiaridades de nuestra profesión nos convierten permanentemente en un sector vulnerable a las agresiones no sólo verbales sino físicas.
¿Cómo es posible que ejerzamos a plenitud el periodismo si no contamos ni siquiera con la garantía de una prestación básica como la seguridad social?
Mi salida del noticiero, producto de una negociación
De manera adicional, debo referirme a un suceso de índole político que enmarcó mi despido, y que hace de éste un hecho aún más aberrante y condenable.
Aunque desde semanas antes a mi despido, ya existían señales de la incomodidad que le causaban al edil de Pochutla, José Manuel Ricárdez López, algunos comentarios expresados por mí acerca de su administración dentro del noticiero radiofónico y otros medios en los que colaboro; el pasado 9 de marzo se consumó un acto de franca ignominia en el que participaron conjuntamente el munícipe y el concesionario Arturo Jalil, y que “aderezó” el ya de por sí intolerable suceso de ser cesada por mi embarazo.
En reunión realizada en oficinas del palacio municipal pochutleco, ambos personajes “negociaron” mi salida del noticiero. Según diversos testigos presentes en el citado lugar, José Manuel Ricardez ofreció, entre otras cosas, al empresario, condonarle el pago de licencia municipal por la estación La Voz del Ángel y el hotel Ángel del Mar, ambos de su propiedad, ubicados en un amplio predio del Cerro del Panteón, Puerto Ángel; además de ofrecerle “no meterse o invadir terrenos de su pertenencia, tales como el conocido como El Peñasquito, y el que se encuentra a un costado del faro, en el mismo perímetro. Eso y más a cambio de que ya no fuera la titular del informativo.
Por lo anterior, además de emprender acciones legales en materia laboral, se contempla dar vista a las comisiones estatal y nacional para la defensa de los derechos humanos, pues tales hechos representan atentados flagrantes contra mis garantías fundamentales y la libertad de expresión a la que todos podemos acceder, según la constitución.

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